Antonio Fumero

Antonio Fumero

I+D. Todo se puede solucionar con una cerveza fría.

El poderío de la Inteligencia Artificial

No hace mucho, un buen número de personas nos hacíamos eco en redes sociales de uno u otro aspecto de una de las últimas campañas de una conocida marca de cerveza en medios digitales.

¿Hacia dónde vamos?

A todos nos maravilla la naturaleza sobrehumana de algunas inteligencias artificiales desarrolladas por el hombre… Pero ¿dónde pondremos el límite?

Poniendo el acento

Daba mucho que hablar por haber puesto el acento, nunca mejor dicho, en la tecnología que había detrás de un emotivo vídeo que “resucitaba” a una Lola Flores muy actual.

El vídeo de la campaña nos recordaba la importancia de los acentos, de los matices que nos hacen diferentes y que, por tanto, nos unen en esa diferencia universal, global y necesaria para la construcción de un mundo diverso y respetuoso en valores.

La pieza publicada con el ‘Making-of -que acumula en Youtube prácticamente el mismo número de reproducciones que la pieza central de la campaña en el momento de escribir estas palabras- nos mostraba, en cambio, la versatilidad de las modernas tecnologías de Inteligencia Artificial (IA) que habían permitido desarrollar el concepto creativo en un tiempo récord y con un realismo, hasta cierto punto, “indistinguible de la magia”.

lola flores 1

Cada vez más ejemplos

Pero el caso es que me interesa más fijarnos en que no queda tan lejos otra muestra de las posibilidades de estas tecnologías (IA) que también llenaban las redes sociales de reacciones. Se trataba de una pieza promocional debida al relativamente bien conocido fabricante Boston Dynamics que nos felicitaba el año nuevo con una coreografía musical maravillosamente ejecutada por algunos de sus robots humanoides al ritmo de la inolvidable “Do you love me?” de The Contours.

Mientras pensamos en los diferentes aspectos de un problema complejo; que no es otro que cómo aplicar la inteligencia artificial, en sus diferentes vertientes, a la industria, a nadie se le escapan los potenciales usos no tan divertidos de las tecnologías tan diversas que acostumbramos a catalogar dentro del ámbito genérico de la Inteligencia Artificial, que no es otra cosa que “la ciencia e ingeniería de hacer máquinas que se comporten de una forma que llamaríamos inteligente si el humano tuviese ese comportamiento” según la definición debida a McArthy (1956).

Otro ejemplo que llegaba a los mismos medios digitales hablaba sobre la patente que Microsoft solicitaba para, según los titulares más sensacionalistas, facilitar la “reencarnación” de personas desaparecidas (muertas) en redes sociales mediante el uso de un chatbot. La solicitud de patente en cuestión tiene por título “Creating a conversational Chatbot of a specific person” y propone la creación de un sistema que sea capaz de generar un “índice de personalidad” a partir de conjuntos de datos (conversaciones, imágenes, etc.) potencialmente accesibles en redes sociales.

En Europa comenzábamos el pasado año definiendo algunas líneas estratégicas para nuestra competitividad industrial. Una de las protagonistas es la dedicada a la Inteligencia Artificial, que partía del correspondiente libro blanco y la consulta pública que seguía a su publicación. El título del documento ya auguraba los matices que también quieren hacer, en gran parte, marca Europa, “sobre la inteligencia artificial – un enfoque europeo orientado a la excelencia y la confianza”.

Excelencia y Confianza eran los dos atributos elegidos. Excelencia en el desarrollo de capacidades industriales en términos de competitividad global; y “confianza”, que partía de una preocupación plasmada previamente desde los grupos de expertos de alto nivel en forma de una serie de directrices para el desarrollo de una Inteligencia Artificial “fiable” y que se resumen en siete requisitos fuertemente interrelacionados y que se deberían evaluar continuamente a lo largo de toda la vida de un sistema de IA:

  • Rendición de cuentas.
  • Acción y supervisión humanas.
  • Solidez técnica y seguridad.
  • Gestión de la privacidad y de los datos.
  • Transparencia,
  • Diversidad, no discriminación y equidad.
  • Bienestar social y ambiental.

¿Estamos teniendo en cuenta estos requisitos a la hora de construir productos basados en este tipo de tecnologías? Como profesionales comprometidos con un desarrollo tecnológico sostenible y responsable en un escenario competitivo global, ¿Qué medios pondremos para asegurar un desarrollo tecnológico respetuoso con ciertos principios éticos irrenunciables desde un punto de vista social? No podemos olvidar el “poderío” de unas tecnologías que, precisamente, por artificiales, son lo que nos hace más humanos.

e-Fumérides

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