Antonio Fumero

Antonio Fumero

I+D. Todo se puede solucionar con una cerveza fría.

El objetivo es tener objetivos

Dicen que para un barco sin rumbo no hay vientos favorables… pero tampoco podemos dejarnos llevar por las modas y la superchería de la gestión empresarial. La metodología de los OKR puede ser muy útil, siempre que sepamos sacarle partido a su carácter instrumental.

OKR

Objectives and Key Results. De sentido común para cualquiera que sepa leer y escribir… o puede que no. Lo interesante de esta herramienta, como de tantas otras en el ámbito de la gestión, es la sistemática de su utilización y su alcance dentro de la organización.

Un objetivo... o varios

OKR (Objectives and Key Results), Objetivos y Resultados Clave. De sentido común para cualquiera que sepa leer y escribir… o puede que no. Lo interesante de esta herramienta, como de tantas otras en el ámbito de la gestión, es la sistemática de su utilización y la escala de su implantación dentro de la organización, es decir su alcance.

El invento tuvo su origen en la Dirección Por Objetivos (MBO, Management By Objectives) que Andy Grove introdujo en Intel como iMBO bebiendo de las fuentes más puras del Management, es decir Peter Drucker. La terminología básica y los resultados clave (‘Key Results’) fueron cosecha del propio Grove; mientras que sería John Doerr, unos de sus colaboradores en Intel, quien popularizara el término de los OKR.

Grupo de personas señalando una diana, representando objetivos comunes.

Cuenta la leyenda que fue Doerr quien, en 1999, hiciera una presentación en Powerpoint a unos imberbes Larry Page, Sergey Brin, Marissa Mayer, Susan Wojcicki, y Salar Kamangar alrededor de una mesa de Ping Pong. A partir de ahí, estos chavales se acostumbraron a definir la estrategia de su empresilla, Google, usando ese marco conceptual; y en 2013, un vídeo publicado en el canal de YT de Google Ventures Startup Lab los puso, definitivamente, esta vez sí, en el imaginario colectivo de todos los “empezones”.

Ilustración measure what matters
Fuente: Penguin Books

Tal y como reza el título del libro que firmaba Doerr en 2018, se trata de medir lo que de verdad importa: ‘Measure What Matters’. No es necesario interiorizar sus más de 200 páginas para entender lo que eso significa, ni para empezar a utilizar los OKR como herramienta básica, de andar por casa, para la gestión por objetivos; pero puede ayudar a entender cómo un concepto de tan alto nivel puede ayudarnos a llevar nuestros esfuerzos de transformación o de gestión del cambio a otro nivel.

Diana sujetada por el equipo

Dos misiones

Lo que hay de sustancia en ese marco conceptual tiene dos dimensiones: la estática, referente a su formulación, casi, de perogrullo; y la dinámica que se refiere a su aplicación práctica en una organización empresarial.

En cuanto a su formulación, se trata de desgranar nuestra visión, nuestra ambición, que definimos en términos de “Objetivos”, en términos de los “Resultados Clave” que nos permitirán medir, de la manera más eficaz posible, nuestro progreso en el camino hacia la consecución de aquellos objetivos.

Su aplicación práctica es, desde mi punto de vista, el quid de la cuestión. Se trata de convertir ese aparentemente sencillo ejercicio de fijación de objetivos en una práctica compartida a todos los niveles de la organización. Eso implica fijar una serie de marcos temporales y un instrumental (también técnico) que nos permita convertir su práctica en un ejercicio de transparencia, convirtiendo la definición estratégica en una conversación capaz de permear a todos los estratos o ámbitos operativos de nuestra empresa.

Esquema OKRs

Tiene características que nos recuerdan a los marcos “ágiles” para la gestión de proyectos de desarrollo software; quizás por su carácter iterativo… De hecho, existen frameworks que buscan “escalar” la filosofía ágil a nivel de negocio y que incorporan los OKR como parte de su instrumental. Es el caso de SAFe 5, donde se han incluido en la formulación de los “temas estratégicos” en la configuración de ‘Portfolio’.

De hecho, a la hora de implementarlo, podemos pensar en los OKR como un ciclo iterativo, con periodicidad trimestral: los objetivos suelen ser cualitativos y anuales; pero los resultados clave se definen como metas cuantitativas para cada trimestre. Las iniciativas asociadas y la actualización de las métricas puede asociarse, asimismo, a los tiempos de cada iteración (semanal o bisemanal) de nuestro marco de trabajo más operativo.

Esquema OKRs 2

Y tú ¿Te has dejado seducir ya por el lado oscuro de la moderna dirección por objetivos? ¿Qué dinámica utilizas con los equipos? ¿Qué limitaciones has encontrado? ¿Has integrado los OKR con tu operativa “ágil”?

e-Fumérides

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